Por: Javier Yanes | @yanes68
Por primera vez desde hace tres años, en el 2023 que ahora comienza es previsible que la pandemia de COVID-19 no vaya a acaparar los titulares y las secciones de ciencia. El panorama más despejado permitirá devolver al centro del foco cuestiones pendientes de extrema urgencia, como la lucha contra el cambio climático. Así se presenta la agenda científica de un 2023 que será pródigo en hitos espaciales y en la puesta en marcha de grandes instalaciones de investigación; aunque, como cada año, algunos de los mayores avances nos sorprenderán.
MÁS ACCIÓN POR EL CLIMA
La acción contra el cambio climático nunca se ha detenido, pero hasta ahora nunca ha alcanzado la velocidad de crucero que los expertos reclaman. El año 2022 se cerró con una decepcionante conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático COP 27 en Sharm el-Sheikh (Egipto), en la que no se avanzó ningún paso relevante en el abandono de los combustibles fósiles. La cita de este año será la COP 28 de Dubái (Emiratos Árabes Unidos) que deberá concretar el único progreso significativo de la anterior: el acuerdo para la creación de un fondo de compensación de daños y perjuicios para los países más afectados y vulnerables.
La de Dubái no será la única cita importante para el clima este año. El pasado diciembre el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, convocó para el próximo septiembre una Climate Ambition Summit con el objetivo de impulsar un pacto de solidaridad por el clima que implique un esfuerzo real y tangible. Según Guterres, las entidades y gobiernos que asistan a esta cumbre deberán pagar un precio innegociable en forma de “nuevas, creíbles y serias acciones por el clima y soluciones basadas en la naturaleza que impulsen el avance y respondan a la urgencia de la crisis climática”. Esta cumbre se celebrará en paralelo a la que tendrá lugar en Nueva York sobre los objetivos de desarrollo sostenible (SDG, en inglés) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Los líderes que se reúnan en busca de estas nuevas soluciones tendrán en sus manos una brújula imprescindible, el resultado final completo del Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU (IPCC). En EEUU se publicará también el Fifth National Climate Assessment (Quinta Evaluación Nacional del Clima), un trabajo que se actualiza cada cuatro años y que deberá promover la acción de la administración de Joe Biden en materia climática.
MÁQUINAS EN EL ESPACIO
En 2022 se inauguró la reconquista de la Luna y, aunque el siguiente paso no llegará hasta 2024 con la misión Artemisa 2, en 2023 no faltará la acción en el espacio. En la Luna seguiremos las evoluciones de la misión india Chandrayaan-3, de la japonesa HAKUTO-R Mission 1 y del rover Rashid de Emiratos Árabes Unidos, además de la pequeña sonda Lunar Flashlight de la NASA, cuyo objetivo es estudiar el hielo lunar como futuro recurso.
Un destino mucho más lejano tendrá la sonda de la Agencia Europea del Espacio (ESA) Jupiter Icy Moons Explorer (JUICE), que se lanzará en abril y viajará durante ocho años antes de entrar en la órbita de Ganímedes, la luna más grande de Júpiter y del Sistema Solar, para estudiar este y otros dos satélites jovianos (Calixto y Europa). Este año la ESA lanzará también su telescopio espacial Euclid, destinado a estudiar la energía y materia oscuras. Y la NASA enviará una sonda al asteroide metálico Psyche y, a cambio, regresará a la Tierra la OSIRIS-REx con muestras del asteroide 101955 Bennu. Además en 2023 seguirán sorprendiéndonos los hallazgos del telescopio espacial James Webb, cuyos análisis de atmósferas de exoplanetas quizá sugieran firmas biológicas.
La gran nave Starship de Elon Musk y su compañía SpaceX tiene planificado su bautismo de fuego orbital para este año, lo mismo que la New Glenn de Jeff Bezos y su Blue Origin. Pero del éxito del primer ensayo general de la Starship —que servirá a los futuros vuelos tripulados de la NASA— depende que se haga realidad la promesa del primer gran proyecto de turismo espacial, dearMoon, de la mano del empresario japonés Yusaku Maezawa, quien en 2018 compró las nueve plazas para el primer viaje de la Starship a la órbita de la Luna (previsto entonces para 2023). Musk pretende además posar este año una Starship no tripulada en la Luna.
Y MÁQUINAS EN LA TIERRA
No solo en el espacio estrenaremos nuevos ingenios tecnológicos este 2023. En la Tierra comenzarán a funcionar o a arrojar datos algunas nuevas instalaciones de investigación. En el terreno de la astronomía, el observatorio Vera C. Rubin de Chile, llamado así en honor a la astrónoma que descubrió la materia oscura, estará equipado con la mayor cámara digital jamás construida, cuyas imágenes serán tan grandes que para visualizar una sola se necesitarían 370 televisores 4K de ultra alta definición. En el campo de la física fundamental, la European Spallation Source (fuente de espalación europea, situada en Suecia) será el acelerador lineal de protones más potente del planeta, que permitirá estudiar la estructura de la materia. En China, a 700 metros bajo tierra, se pondrá en marcha el detector de neutrinos JUNO (Jiangmen Underground Neutrino Observatory), que ofrecerá una excelente resolución en el estudio de estas partículas.
No será una nueva instalación, pero sí un nuevo objetivo largamente deseado para el conjunto de radiotelescopios Karl G. Jansky Very Large Array (VLA) en Nuevo México. En la película de 1997 Contact la astrónoma interpretada por Jodie Foster descubría ahí la primera señal alienígena. En 2023 un nuevo instrumento de procesamiento de señales llevará a la vida real ese reto para el VLA, en su primera gran campaña de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI). Y sin abandonar el terreno alienígena, llegarán los resultados del comité seleccionado por la NASA para estudiar las posibles evidencias de ovnis, aunque los expertos no esperan grandes sorpresas.
LA RESACA DE LA PANDEMIA
Mientras la ciencia discute si la COVID-19 ha entrado en una fase endémica; diversos países ya la tratan como tal. La enfermedad va a seguir con nosotros y la evolución futura del virus nunca es fácilmente predecible, pero los planteamientos científicos han variado desde la crisis inicial. Ahora preocupa sobre todo la cóvid larga o persistente, sobre la cual esperaremos nuevos detalles este año. Y en el terreno de las vacunas, el progreso de las nuevas formulaciones intranasales y orales podría marcar la diferencia, si alguna de ellas llega a superar los ensayos clínicos con una inmunidad esterilizante que impida el contagio.
En el lado positivo, el rápido desarrollo para la covid de las primeras vacunas de ARN autorizadas en humanos se está aplicando ahora contra otras enfermedades virales como la gripe o el herpes zóster y genital, bacterianas como la tuberculosis o parasitarias como la malaria. Incluso el cáncer es ahora un objetivo para las vacunas de ARN y este año podríamos esperar avances en ensayos clínicos en ese terreno.
Fuera del campo de las enfermedades infecciosas, la biomedicina espera la posible aprobación de la primera terapia génica con la herramienta de edición genómica CRISPR. El tratamiento, llamado exagamglogene autotemcel (exa-cel), actúa modificando genéticamente las células madre del paciente, y se ha mostrado eficaz en los ensayos clínicos contra dos enfermedades congénitas de la sangre: la anemia falciforme y la beta talasemia. Por último, en 2023 tanto Europa como EEUU resolverán si autorizan el uso clínico del lecanemab, un anticuerpo monoclonal testado contra el alzhéimer y sobre el que existe una gran controversia en cuanto a su eficacia y seguridad.