El cambio climático es una ‘máquina’ de extinguir especies. El cambio climático es una de las grandes amenazas para la supervivencia de la fauna, aunque también influyen otros factores como la destrucción de los hábitats, la sobreexplotación de los recursos naturales, la contaminación y la propagación de especies invasoras.
Especies tan emblemáticas como el lince ibérico, el oso pardo, el quebrantahuesos o el urogallo cantábrico son solo algunas de las más 200 especies que caminan sobre la cuerda floja de la extinción en nuestro país. De nosotros depende que se pueda revertir esta situación. Ninguna otra especie en la historia de la vida en la Tierra había provocado tal destrucción.
Se han contabilizado cinco extinciones masivas
La extinción es un fenómeno natural. Desde que la vida surgió en la Tierra se han contabilizado cinco extinciones masivas que acabaron con gran parte de las especies en el planeta. Pero nosotros, los humanos, hemos apretado el acelerador de la extinción y tendemos hacia la autodestrucción.
La desaparición de los animales se da a una velocidad 1.000 veces mayor que en el pasado. En el último siglo, ya han desaparecido casi 600 especies de vertebrados. Existen estudios que apuntan a que hoy caminamos por la senda de la sexta extinción masiva. La subsistencia de miles de especies peligra, incluida la nuestra. Los científicos estiman que en el año 2050 se habrán extinguido casi medio millón de especies. El cambio climático es una ‘máquina’ de extinguir especies.
Qué es el cambio climático
El clima del planeta siempre ha estado sujeto a fluctuaciones. Pero desde la época de la industrialización, la composición de la atmósfera ha cambiado. Y ello es consecuencia directa de las emisiones de gases de efecto invernadero, también conocidos por sus iniciales: GEI.
Estos gases producto de las actividades humanas acentúan el efecto invernadero natural que sucede dentro de la atmosfera y permite que haya vida. Y una de sus consecuencias es que provocan cambios significativos en el clima. Este es el origen del calentamiento global que tiene un impacto considerable en el hombre y la naturaleza.
Cambios climáticos naturales
Independientemente del efecto invernadero antropogénico, es decir, el resultante de la actividad humana, el clima global presenta una amplia variedad de fluctuaciones. Y ello se debe a diferentes procesos naturales. En general, se pueden distinguir tres parámetros principales responsables de las fluctuaciones climáticas globales:
- Cambios en la radiación solar incidente.
- Cambios en la radiación solar reflejada.
- Cambios en la radiación al espacio.
Fluctuaciones internas del sistema climático
Los cambios recurrentes en la órbita de la Tierra se pueden determinar en intervalos regulares muy amplios de varios miles de años. Y se documentan las fuertes correlaciones con los cambios climáticos en la Tierra. La actividad y, por tanto, la radiación solar que llega a la Tierra también varía.
La ubicación de los continentes tiene una influencia directa sobre la circulación del aire y las corrientes oceánicas. Y como resultado, también sobre el clima global. Las grandes erupciones volcánicas emiten grandes cantidades de CO₂, el gas de efecto invernadero más conocido. Pero también aerosoles, cenizas volcánicas y partículas finas. Y hasta pueden provocar un enfriamiento temporal del clima durante algunos años.
Calentamiento global: una reacción en cadena
La temperatura media de la Tierra ya ha aumentado más de 1 °C en los últimos 140 años. El fuerte aumento del calentamiento global observado desde 1950 ya no puede explicarse por las fluctuaciones climáticas naturales. A esta conclusión han llegado los científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).
Pero no solo son los representantes del IPCC quienes advierten de la gravedad del cambio climático. Los científicos en general coinciden en que la magnitud de los cambios que se están experimentando en todo el sistema climático no tiene precedentes. Y no solo en siglos, sino en milenios.
GEI
Este fenómeno se debe a la acumulación de los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (CO2) o el metano (NH3) en la atmosfera terrestre. Dichos GEI se liberan cuando se queman los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas natural. Generalmente, para emplearlos como fuentes de otro tipo de energía (calórica, eléctrica, mecánica, etc.
Uso de los suelos
Otro de los factores que contribuye a la emisión de GEI es el mal uso de los suelos. La deforestación de bosques de todo tipo. La implantación de sistemas de agricultura y ganadería intensiva. O el desecado de humedales son buena prueba de ello. Estos procesos acentúan el efecto invernadero y provocan efectos en cadena.
Desaparición de los hielos
El aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera ocasiona un aumento significativo en la temperatura del aire y del océano. Por lo que se reduce la masa total de nieve y hielo. Esto disminuye el volumen de glaciares y permafrost. El hielo desaparece más rápido de lo que se repone, algo que también contribuye al aumento del nivel del mar.
Todos estos factores se suman entre sí e interactúan rompiendo el frágil equilibrio ecosistémico terrestre. Por lo que se da un efecto en cadena de situaciones y procesos negativos. Que se suman para dar como resultado el actual cambio climático y sus pavorosas consecuencias.