Aplicar la economía circular en las empresas genera rentabilidad para las compañías y para el planeta. La forma en que diseñamos, fabricamos, usamos y administramos las cosas al final de su vida útil tiene una enorme importancia e implicaciones para todo, desde nuestra demanda sobre los recursos de la naturaleza, nuestro impacto sobre el cambio climático y la cantidad de residuos que generamos.
La mayoría de las industrias pueden mejorar el su cuenta de resultados con acciones específicas para reconfigurar los ciclos de vida de los productos; existe una nueva dirección a la hora de plantear modelos empresariales, y todos tienen como base estudiar la forma de hacerlos sostenibles.
Si se cambia a energías y materiales renovables , promoviendo el intercambio de productos o prolongando la vida útil mediante el mantenimiento y el diseño, mejorando la eficiencia del producto/servicio, eliminando los desechos en las cadenas de suministro, manteniendo los componentes y materiales en » bucles cerrados” a través de la remanufactura y el reciclaje, entregando de bienes y servicios virtualmente, sustituyendo materiales antiguos por nuevos materiales de origen renovable o aplicando las nuevas tecnologías, la mayoría de las industrias mejorarían el rendimiento y reducirían costes.
Sin embargo, al aplicar la economía circular no solo debemos centrarnos en la eficiencia de recursos (agua, energía, materias primas) sino que también debería traducirse en decisiones estratégicas a nivel empresarial. Se trata de cuantificar el impacto de la empresa a nivel global vinculado con la consecución de la Agenda 2030, como el ODS 12 (producción y consumo responsable).
¿Qué y cómo medir la economía circular?
La aproximación más común suele ser la del análisis de ciclo de vida de los productos, que permite identificar los posibles flujos de materiales físicos de entrada y salida que podrían ser considerados para medir la potencial circularidad de una organización, y entre los que se encontrarían las materias primas, las fuentes de energía, las emisiones de distinto tipo o los residuos generados.
Se trata de identificar dónde están las prioridades o dónde están los puntos de la cadena de valor en los que es más relevante actuar, considerando el objetivo final de mejorar la cuenta de resultados económicos, ambientales y sociales.
¿Por dónde empezar a aplicar la economía circular?
Determinar qué materiales son críticos para tu negocio y cuáles están en mayor riesgo puede ser un excelente punto de partida para los enfoques circulares.
¿Es probable que la demanda futura supere la oferta? ¿Hay factores geopolíticos en juego que puedan afectar el precio o el acceso?
El cambio de recursos finitos, potencialmente arriesgados o bajo presión, a materiales más sostenibles proporciona seguridad en el abastecimiento y estabilidad de precios.
¿Cómo definimos materiales sostenibles? Deben poder ser reutilizados o reciclables para incluirlos de nuevo a la vida útil de un producto/servicio.
Recopilar y recuperar tus propios productos, componentes y materiales al final de su vida útil ayuda a cerrar el ciclo en tu cadena de suministro, aumentando la seguridad de suministro de tus recursos al mismo tiempo.
Aplicar el lema de la economía circular de que «todos los residuos = recursos» en los materiales utilizados para el producto implica que puedes llegar a ser generador de parte tus propios recursos.
Si quieres saber más sobre cómo hacer la transición hacia la economía circular en tu empresa ponte en contacto con nuestros expertos en gestión medioambiental.